El silencio de una anomalía, un artículo de la revista Punto Seguido
Muchos no lo podían creer. En febrero de 2022, la conmoción en Italia fue colectiva. La tristeza trascendió al resto del mundo occidental. Había ocurrido lo inaudito en una zona turística, repleta de gente, en un país de afectos y cercanía tradicional entre sus pobladores. El Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Prestino, aledaña al mítico Lago Como, fue alertado por la posible caída de árboles en un jardín descuidado. Llamaron a la dueña de la casa, y no contestó. Los vecinos pensaban que la señora Marinella Beretta, de 70 años, desde septiembre de 2019 se había mudado de su vivienda.
La casa, cerca del más famoso lago de Italia, un lugar de leyenda en novelas y relatos, estaba abandonada. La policía descubrió el cuerpo de Marinella, momificado ya en una silla, después de dos años de fallecimiento. No tenía familiares, ni amigos, y la casa ella la había vendido algunos años atrás con una cláusula de usufructo. Murió sola y separada de la comunidad. La ministra de Igualdad y Oportunidades, Elena Bonetti, escribió compungida: “El caso de Marinella hiere nuestra conciencia. Nadie debe quedarse solo”.
Algunos creen que la soledad es una epidemia, y otros dicen que no se debe significar como una patología, sino como una disfuncionalidad política. No obstante, el fenómeno crece por el mundo entero.
En el Departamento del Quindío este riesgo puede incrementarse, toda vez que de cada 100 personas hay 72.29 % de mayores de 65 años, con lo que sobrepasamos la media nacional que es de 40.30%. Es la tasa más alta de Colombia, y esta población es la que más sufre de ese aislamiento forzado.
Lo ocurrido en Italia a Marinella, visto como una amenaza para el bienestar y la salud mental, también se tomó a los Estados Unidos, donde se habla de la soledad de las personas mayores y de la desolación real que viven los jóvenes. Se evidencia que en ese país las muchachas y los muchachos tienen ahora, por sus actividades o por su apego al mundo virtual, un 70% menos de tiempo para compartir, en comparación con 20 años atrás.
En Brasil un 36% de ciudadanos dijo, para la firma encuestadora IPSOS, que se sentían solos; en Perú un 32% y en Chile un 30%. Buena parte del aislamiento de los jóvenes nace de los trastornos que se generan, en el comportamiento, por cuenta de la conexión virtual y la tecnología.
Las ciudades, con sus apartaestudios o conjuntos cerrados, o con los privilegios de la llamada independencia económica, vuelven una costumbre acorazada la privacidad. Los hogares unipersonales se multiplican en el mundo entero.
Vivek Murthy, cirujano general de los Estados Unidos en el pasado gobierno y un investigador norteamericano, dice que la desconexión humana es similar, por sus daños, a fumar 15 cigarrillos diarios. También relata que de 2003 a 2020 el aislamiento social creció de 142 horas al mes a 166, que representa 24 horas más de soledad.
Debemos mirar el tema en conjunto: desde el auge del personalismo, la ruptura o desafiliación de las redes familiares y, además, la crisis de la cultura del cuidado. A este crítico panorama, habría que agregarle nuestra relación problemática con el mundo virtual.
En el Reino Unido y en Japón, ante el avance de esta anomalía silenciosa, casi subrepticia, los gobiernos crearon el Ministerio de la Soledad. En Colombia el tema aún no se estudia con suficiencia ni se incluye, con datos, metas e indicadores, en las políticas públicas.
Los expertos dicen que las personas no tienen tiempo para visitar a sus padres y abuelos o, también, para compartir con sus conocidos o amigos, en especial en las grandes urbes. El vértigo citadino nos encierra en el metro cuadrado de nuestras conveniencias y rutinas.
En Punto Seguido, la revista semestral del Departamento de Atención y Gestión de Graduados de la Universidad del Quindío, oficina adscrita a la Vicerrectoría de Extensión y Desarrollo Social, nos acompañamos para conversar este tema. En esta quinta edición, desde distintas miradas de profesionales en educación, ciencias exactas, medicina, psicología, trabajo social y periodismo, se abordó la salud mental como temática central. ¡Te invitamos a leer la edición digital: https://bit.ly/47EZJZe!
Fecha de publicación 08/05/2024
Última modificación 08/05/2024