La mujer que sembró semillas de feminismo y libertad: Simone de Beauvoir

Ayer Simone de Beauvoir cumplió 38 años de fallecida. Su legado, en cambio, está más vivo que nunca. Fueron sus palabras y sus actos de resistencia los que siguen calando hondo en cada una de las mujeres que continúa luchando por sus derechos, tanto de manera individual como colectiva.

Muchos interrogantes transitaron por la vida de Beauvoir, sin embargo, la pregunta “¿qué es ser mujer?”  fue una de las más importantes en su trasegar político, social, filosófico y personal, respondiendo que “nadie nace mujer: se llega a serlo” y advirtiendo, entonces, que la feminidad no debe considerarse un hecho determinado por la realidad biológica u orgánica, sino que debe entenderse como una construcción social.

El discurso de Beauvoir giró alrededor de la idea de que la feminidad siempre ha estado definida por perspectivas masculinas, asunto que potenció su crítica a la opresión patriarcal como un sistema de dominación que perpetúa la desigualdad de género y limita las oportunidades de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.

En 1949, la filósofa feminista publicó El segundo sexo, libro que empieza así: “Este mundo ha pertenecido siempre a los hombres (…)”. En él, analiza ella la condición de la mujer y su situación en la sociedad occidental, identificando cómo ha sido históricamente subordinada al hombre en múltiples aspectos, incluyendo lo social, lo político y lo económico.

La exploración de la sexualidad femenina también fue otro de los temas que la autora francesa incluyó en su obra. La maternidad, el deseo sexual y la liberación sexual los abordó cuestionando las normas sociales que limitan la expresión y el disfrute de la sexualidad de las mujeres.

Asimismo, promovió la idea de “la otra mujer”, que para ella era una representación simbólica de la mujer que ha sido relegada a un estatus inferior en la sociedad y que lucha por liberarse de las estructuras de poder patriarcales. Siendo ella misma un ejemplo cuando, siendo muy joven, se alejó de su familia elitista y católica gracias a su forma de ver el mundo desde el pensamiento liberal e izquierdista.

Finalmente, su obra –su vida– fue y sigue siendo un llamado de resistencia y conciencia sobre la igualdad de género en el que la idea de la debilidad femenina debe extinguirse y alcanzar la libertad femenina es y será igual a ser valientes.