25 años del Observatorio Sismológico de la Universidad del Quindío, OSQ

El 25 de enero de 1999 un sismo de magnitud 6.2 destruyó, en poco más de 20 segundos, buena parte de la infraestructura de Armenia, dejó 1.185 fallecidos (más de 900 en el Quindío) y afectó significativamente a los restantes 11 municipios del departamento. Pero no solamente quedaron heridas en las áreas construidas, el patrimonio y el alma de los quindianos, sino que, gracias a la gestión institucional y el empeño de ingenieros y geocientíficos, pudo crearse y mantenerse en el tiempo el Observatorio Sismológico de la Universidad del Quindío, OSQ.

Durante la emergencia, la Uniquindío dispondría espacios como su coliseo cubierto, con el fin de que sirviera de morgue transitoria. También, la alma mater pondría su talento humano al servicio de labores técnicas de emergencia, como las adelantadas por un grupo de estudiantes encargados de diagnosticar estructuras que amenazaban colapso. La Uniquindío fue clave en el proceso de reconstrucción del Eje Cafetero, monitoreó las labores asignadas a la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional de Colombia en Caldas, Risaralda, el norte del Valle y el Quindío. 

Liderazgo en el corazón del OSQ

Según el ingeniero Hugo Monsalve Jaramillo, a quien se le debe la gestión inicial para la creación del OSQ, todo empezó años atrás con el fuerte sismo ocurrido en noviembre de 1979, cuando él era estudiante uniquindiano y no se sabía mucho sobre estos fenómenos en la región. Para los años noventa, geocientíficos de la talla de Armando Espinosa Baquero y Gabriel París Quevedo, se acercaron a la Universidad con un estudio de sismicidad histórica del Quindío y del Eje Cafetero. Fue entonces cuando, en medio de las habituales conversaciones académicas con estos expertos, ocurrió otro movimiento telúrico de gran magnitud, el sismo de Murindó, motivando la creación de un mapa regional de intensidades sísmicas, bajo la dirección de Espinosa Baquero. 

Vino luego la publicación de artículos y la presentación de exposiciones divulgativas sobre estos temas, con el protagonismo del grupo de investigación Quimbaya, de la facultad de Ingeniería de la UQ, así como el fortalecimiento de las relaciones con el entonces Ingeominas y el Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Manizales, OSM, con cuyo acompañamiento se logró instalar una estación sismológica en el cerro El Campanario, la cual, lamentablemente, sería afectada por hechos derivados del conflicto armado en esa zona de la cordillera. Se proyectaba, en ese momento, pese a las deterioradas condiciones de seguridad, disponer más de estas estaciones que sirvieran al monitoreo del Eje Cafetero, cuando ocurrió el terremoto de 1999. 

Para octubre de 1998, al retorno de su maestría en México, el ingeniero Hugo Monsalve participó en un estudio de riesgo sísmico para Armenia y junto con el también ingeniero, Leonardo Cano Saldaña, se presentaron los resultados ante el Concejo de Armenia, el 18 de enero de 1999, justo una semana antes de la tragedia, sin que fueran valoradas sus recomendaciones y advertencias frente a la ocurrencia de un posible sismo de gran magnitud.

Pero se requeriría de otro liderazgo visionario para la creación del observatorio, el del rector Héctor Polanía Rivera, quien le daría el impulso necesario, en términos administrativos y presupuestales, entendiendo que esta decisión marcaría un hito en el desarrollo de los estudios de la geología de la región y el país. 

En el plano internacional, a lo largo de estos 25 años, han sido numerosos los expertos que han trabajado de la mano con el OSQ desde diversas procedencias académicas, destacándose los aportes del geocientífico Francisco José Chávez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, con quien se continúan desarrollando estudios e investigaciones al más alto nivel, entre otros profesionales y pasantes que han llegado a la Uniquindío, procedentes de universidades de Suiza, Alemania, Polonia y Reino Unido.

Hoy el OSQ, con la coordinación del ingeniero civil Juan Carlos Zorrilla Aguirre y los aportes en materia de electrónica avanzada de la ingeniera Marisol Gómez Cano, cuenta con información reportada por 26 estaciones sismológicas, 8 propias, ubicadas en Calarcá, Armenia, Filandia, Salento, Génova y Circasia, y 18 más pertenecientes a la Red Sismológica Nacional, dotadas con modernos dispositivos electrónicos de monitoreo digital y telemetría, que permiten registrar en tiempo real el comportamiento del subsuelo en la región del suroccidente del país.

Además, el Observatorio continúa brindando información y desarrollando análisis pertinentes y oportunos sobre la sismicidad local, en conjunto con la Red Sismológica Nacional, impulsando el avance de un conocimiento que permite profundizar en las condiciones del subsuelo del territorio para planificar adecuadamente su desarrollo, evaluando y valorando este tipo de amenazas con el fin de aportar al dimensionamiento de los espectros de diseño estructural, el uso del suelo y, en general, de los factores de riesgo a los que está expuesta la población del Quindío.